En la vida personal y en los negocios, el dinero no solo es un recurso: es un termómetro que refleja nuestras decisiones, hábitos y prioridades. La manera en que lo gestionamos puede convertirse en un trampolín hacia el crecimiento o en un ancla que nos hunde lentamente sin darnos cuenta.
La realidad es que muchas personas y empresas creen estar tomando decisiones financieras inteligentes porque logran cubrir gastos o mantener una rutina estable, pero en el fondo se están estancando. Y lo más peligroso: muchas veces ni siquiera lo saben.
Este artículo te invita a reflexionar: ¿estás utilizando tu dinero para crecer o lo estás perdiendo en fugas silenciosas que comprometen tu futuro?